El 14 de febrero, día de San Valentín, en casi todo el mundo los enamorados se intercambian tarjetas de felicitaciones, bombones y presentes en forma de corazón. ¿Pero conoces el origen de esta fiesta?
En la edad romana había una fiesta muy antigua, llamada Lupercalia, dedicada al dios agreste Luperco, que se realizaba entre el 13 y el 15 de febrero y que tenía el fine de alejar los lobos del poblado y de propiciar la fecundidad con ritos que, ya al final del imperio, eran juzgados de inmorales.
El papa Gelasio I, entonces, prohibió definitivamente tal fiesta y en el 496 instituyó una alternativa, que caía exactamente en el mismo período, dedicada al amor romántico, no ya instintivo.
El santo Obispo
El 14 de febrero del 273 d.C., además, fue el día del martirio de San Valentín, obispo de Terni, ciudad de la que es compatrono y en la que se encuentra una basílica a él dedicata. Su conexión con el amor es testimoniada por algunas acciones que se le atribuyen.
Se dice que haya donado a una pobre mujer la dote que le servía para poder casarse, salvándola de esa forma de la pobreza y del riesgo de caer en la perdición.
Además hay la leyenda concerniente Sabino y Serapia. Ella era una mujer cristiana ferviente, Sabino un joven centurión romano de fe pagana. Por amor de Serapia decidió convertirse al cristianismo y recibir al bautismo, pero antes de que lo lograra su amada se enfermó gravemente de tisis.
El muchacho, entonces, pidió ayuda al obispo, que lo bautizó y en el mismo día celebró la boda, con Sabino a la cabecera de Serapia moribunda. Se narra que, inmediatamente después de la bendición de San Valentín, los dos novios se abrazaron y fueron acogidos por un sueño beatificante, adormeciéndose juntos por la eternidad.
El día 14
San Valentín es recordado también por la ayuda que dio a otros dos novios. Un día escuchó una pareja peleando por la calle, entonces tomó una rosa y, ofreciéndosela, les pidió que se reconciliaran mientras empuñaban el tallo juntos, poniendo atención a no pincharse con las espinas y pidiendo al Señor mantener siempre vivo su amor.
Inmediatamente después de la oración, aparecieron en el cielo muchas parejas de palomas que arrullaban revoloteando sobre los dos. Parece que este sea el origen de la expresión ‘piccioncini’ (tórtolos) para indicar a dos enamorados en la lengua italiana.
Cuando más tarde aquellos novios decidieron de casarse volvieron a buscar a Valentín para pedir su bendición.
Como el 14 era el día de las bendiciones, se difundió el hábito de ir en peregrinaje al obispo de Terni el 14 de cada mes. Luego se quedó solo el 14 de febrero, día de su martirio, ocurrido en Roma cuando Valentín tenía nada menos que 97 años.
Los festejos en Italia
Además de los regalos que los enamorados se intercambian por doquiera, el 14 febrero en Italia se desarrollan muchas fiestas y celebraciones particulares, no solo en Terni, sino también en otras ciudades de la península. Quizás la más curiosa es la tradición de Quero, en la provincia de Belluno: como bueno auspicio se bendicen en la iglesia muchas naranjas, que luego son lanzadas abajo de una ladera adyacente al oratorio, mientras las personas, sobre todo niños, intentan agarrarlas antes que terminen en un canal.
Ahora que conocéis las leyendas sobre el patrono de los enamorados y la razón de la fecha de su fiesta, no queda otra cosa que desearles a todos: ¡Feliz día de San Valentín!
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