Una antigua fiesta pagana es convertida en una fiesta cristiana, “la Candelaria”, pero mantiene todavía el vínculo originario con el mundo natural, tanto como para ser puesta en conexión por la tradición popular con la capacidad de prever el clima.
El 2 de febrero cae la fiesta cristiana llamada de la Candelaria, e de la Presentación del Señor al Templo, o también de la Purificación de María, ya que, según el uso judío, una mujer, después de haber parido a un hijo varón, era considerada impura por la sangre menstrual por 40 días. Pasado esos, tenía que presentarse al Templo para ser purificada. Además, si se trataba del hijo primogénito, como en el caso de Jesús, este estaba consagrado a Dios, y 40 días después de su nacimiento, sus padres iban al Templo para ofrecer en sacrificio al fin de rescatarlo. Así, exactamente 40 días después del 25 de diciembre, il 2 de febrero, se recuerda la presentación de Jesús al Templo.
A la entrada del Templo, el sabio Simeón reconoce al niño como “luz para alumbrar a las gentes”. E precisamente como símbolo de la luz divina, es este día se bendicen por todo el año la velas y los velones, que se considera tengan el poder de hechar los influjos malignos. Ha ahí explicado el singular nombre de la fiesta, porque candelarum en latín significa “de las velas”.
En muchos municipios italianos se realizan fiestas y celebraciones tradicionales, como la de Villafranca Tirrena que tiene como protectora justo la Virgen de la Candelaria.
En realidad una fiesta similar ya existía antes del Cristianismo, en diferentes variantes.
En el mundo romano el 15 de febrero se festajaban los Lupercalia, celebraciones en que el dios Luperco tendría que purificar la ciudad de los demonios para abrir el paso al renacimiento primaveral. Todavía en época cristiana, al final del V siglo, los festejos seguían, hasta que el Papa Gelasio I logró convencer al senado romano de que la borrara, introduciendo como fiesta alternativa, el 2 de febrero, la de la Candelaria. En el 496, además, el mismo papa estableció en una fecha más cercana a la de los antiguos Lupercalia la fiesta de los enamorados, San Valentín, que desde entonces cae el 14 de febrero.
Pero también en el mundo celta, que en la antigüedad atañía toda la zona del Centro y del Norte de Italia, había una fiesta conectada con la luz: Imbolc, que significa “en el vientre”, con referencia al seno de la Madre Tierra que guarda las semillas que está a punto de germinar. Esta festividad celta se celebrara el 1º de febrero y estaba dedicada a Brigit, la bondadosa diosa de triple aspecto, que luego, con la llegada del cristianismo, se transformó en Santa Brigida, conmemorada exactamente en el mismo día.
Empiezo de la Primavera
En todas estas fiestas hay una referencia al fin del invierno, a la purificación y a la
regeneración para recibir luz y nueva vida con la preparación de la naturaleza a la inminente primavera. Algunos refranes regionales afirman, por ejemplo, que en el tiempo de la Candelaria todas las gallinas hacen huevos, anche las más jóvenes.
Al caer justamente en el período a caballo entre el final de la estación fría y el empiezo de la caliente, esta festividad está conectada también a la posibilidad de predecir el clima que se presentará en las semanas siguientes.
Los refranes son numerosos y muy variados, todos expresados en algún dialecto local, pero fundamentalmente hay dos versiones contrastantes. Una, quizás la más famosa y conocida, afirma que «Virgen de la Candelaria, del invierno somos fuera. Pero si lluvia o tira viento, del invierno somos dentro». Es decir, si el 2 de febrero hay mal tiempo, este continuará un poco más, algunos dichos hablan precisamente de otros 40 días de invierno.
Pero hay también una creencia totalmente opuesta.
En tal caso los dichos afirman che, si en el día de la Candelaria el tiempo es feo, entonces el invierno ha acabado, de otra manera habrá todavía que esperar la bella estación: «Por la Santa Candelaria si nieva o si llueve del invierno somos fora, pero si hay sol o un poco de sol, siempre somos a mediado del invierno». Seguramente en tales tradiciones discordantes influyen también las condiciones meteorológicas locales de las varias regiones de Italia, muy diferentes entre zona y zona. Pero lo que más importa es que la Candelaria in Italia es una fiesta antiquísima, con ritos que devienen de tiempos lejanos, y muy sentida a nivel popular.
Comments