Hablar sobre los efectos positivos de la cuarentena puede parecer una broma de mal gusto, por esto es necesaria una aclaración: el llamado covid-19, en sí mismo, no ha traído más que dolor y recesión. Pero las contramedidas adoptadas por los gobiernos han llevado a un cambio ambiental a nivel global de tal calibre que no puede ser ignorado.
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Las aguas de la laguna veneciana tardaron solo unos pocos días de cuarantena en volver a ser cristalinas. Los expertos atribuyen este cambio a la reducción del tráfico de barcos. La disminución en el movimiento ondulatorio producido por los barcos en tránsito constante a través de los canales venecianos, de hecho, determinó el despeje de las aguas. Este fenómeno se debe en gran parte a la deposición de sedimentos (que nublaron la laguna) en el fondo marino. También ha habido una mejora general de los niveles de contaminación del agua, visto que se reduce la emisión de hidrocarburos liberados por los barcos. Las extraordinarias imágenes de las aguas cristalinas de la laguna veneciana han dado la vuelta al mundo, reemplazando aquellas mucho más tristes de una Venecia inundada por el fenómeno de la marea alta. Hace solo unos meses, esta catástrofe había causado tanto daño y sufrimiento a la ciudad veneta, en un momento en que nadie podía imaginar un escenario parecido a lo que estamos vivendo.
Pero el de Venecia es solo el caso más mediáticamente visible de un fenómeno que es todo menos que aislado. En cada parte del territorio nacional surgen historias e imágenes de una naturaleza que está recuperando la posesión de sus espacios. En Taranto, por ejemplo, se han visto delfines jugando a pocos metros de la costa. Los habitantes de esta soleada ciudad de Apulia con vista al Mar Jónico aseguran que el evento es más único que raro. En San Lazzaro, una ciudad en Emilia Romagna, no lejos de Bolonia, la policía local tuvo que intervenir para liberar a un pequeño corzo que se había adentrado en el centro de la ciudad quedandose atrapado entre las rejas de un portón. Zorros y jabalíes fueron vistos pasear sin ser molestados en varios centros urbanos de norte a sur y, en la capital, algunos patos fueron sorprendido graznando tranquilamente en varias fuentes de interés histórico y cultural.
En resumen, parece que durante algún tiempo la naturaleza ha estado llenando con prepotencia esos espacios que el hombre ha tenido que abandonar, casi reclamándolos, invitándonos a reflexionar. ¿Conoces la expresión "detente a pensar"? Bien! Ahora todo el mundo está detenido, no hay mejor momento que este. Cuando reanudaremos nuestras actividades, cuando termine este aislamiento social y el bloque de producción, tendremos una oportunidad no de todos los días: comenzar de nuevo. Mi esperanza es que no se desperdicie, que comencemos a pensar hacia dónde nos han llevado décadas de desarrollo frenético e incontrolado. Tendremos la oportunidad de ser menos egoístas, de comprender que no somos los únicos habitantes de este planeta ni los más importantes. Según Aristóteles, la única característica que lleva el hombre a diferenciarse de otros animales es su "alma racional", bueno, creo que ha llegado el momento de usarla, comenzando, como tema de reflexión, con los efectos positivos de esta cuarentena.
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